sábado, 19 de marzo de 2011

Arriba, abajo, izquierda y derecha

   Nada que ver con el supersticioso signo de la cruz. El miércoles estuve en Málaga en la presentación de la nueva novela de Rafael Reig, que ha ganado el Premio Tusquets y acaba de publicarse. El acto fue muy sencillo y casi familiar. Resulta que al comentar algunos aspectos de la trama de la novela (ese mundo de acciones y personajes levantado apenas con palabras) destacaba un significado político. Él mismo lo reconoce y relata aquí.
   Aún me quedan tres cuartas partes por leer, así que no voy a hacer ahora un análisis de ese ni de otros posibles significados. Solo quiero constatar varias inquietudes compartidas durante (y después) de la charla, que, desde luego, fue bastante fructífera y duró más de hora y media.
   La primera es bastante evidente: el arte, la literatura en este caso, tiene intrínsecamente un significado político, incluso por defecto. Son palabras públicas y, por tanto, nunca puede esquivarla completamente, aunque alguna vez lo pretenda. El autor escoge cada palabra, acción o emoción, y sería ingenuo pensar que su elección es fortuita.
   La segunda está relacionada con la historia reciente de España. Es evidente que la evolución de nuestra política desilusiona a un buen número de ciudadanos que, además, rebuscando en los anales, se están dando cuenta de que la nuestra es una democracia construida a base de renunciar a muchos principios; de que el relato (o cuento) de la transición democrática y el fin de la dictadura, que hace poco parecía tan bonito, tiene mucho de chapuza, de cambios de criterio y de conformismo.
   La tercera es que el estado de las cosas en el que nos movemos requiere verdaderos cambios y que quien los propone desde una perspectiva de izquierda, es decir, de igualdad y justicia, se topa con un entramado preparado para obviarla. Ese entramado empieza, por supuesto, por los medios de comunicación, que, como los artistas, también son intrínsecamente políticos, ya que escogen temas, hechos y perspectivas a la hora de informar. Desde luego en la mayoría nunca aparece cuestionado, por ejemplo, el reparto actual de riqueza (que es poder).
   El panorama, visto así, desilusiona a cualquiera, pero Reig recordó, al hilo de una viñeta de El Roto, que si bien los medios y el establishment político pretenden anular la diferencia entre izquierda y derecha, no van a poder ocultar la que se está ampliando entre arriba y abajo. Seguimos divididos en clases y condicionados por el dinero: los de abajo se mueren antes, viven peor, trabajan más, disfrutan menos y sufren para sostener el edificio. Los de abajo, como la famosa novela de Mariano Azuela sobre la Revolución Mexicana.
   Esta es la viñeta. Impagable. Dura y seca como un buen bofetón en el que se lanza un guante.


    A ver quién se agacha para recogerlo.

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