sábado, 29 de enero de 2011

Al-Andalus Route 66

   El jueves en bici me topé con vistas como estas:


   Sí, debajo de los picos que concentran esos nubarrones está Grazalema y ya se ve que eso de acumular precipitaciones no es ningún cuento. 
   Al llegar a la cima del puerto encontré a un pastor. Su rebaño, desde luego, estaba disfrutando de lo lindo en medio de tanta hierba fresca. Hay que aprovechar, que en julio pintan bastos. 
   No creo que don Quijote tuviera en cuenta estos pormenores cuando le ponía a Sancho la excusa de que si algo salía mal como caballero se harían pastores. Don Quijote no podría haber formado nunca parte de una novela pastoril. En realidad, Cervantes y los picarescos inventaron las road movies.
   Probablemente España era el único país de Europa en el s. XVII con tanto camino por andar y tan pocos pueblos (o tan lejanos). De ahí otra invención fundamental: las ventas, con sus menús y sus bocadillos de jamón y queso. A Norteamérica no llegaría hasta doscientos y pico años después la conquista del oeste con sus míticos pueblos polvorientos y en la península ya era tan legendaria como sórdida la travesía de las estepas y de los montes.
   Ventas llenas de gente de paso, como las autopistas de los años 60 con sus camioneros, sus escritores beat y moteros hippies. Tipos corrientes, más bien pobres, siempre entre la virtud y el delito. Al pie de un puerto, cerca de un puente, al bajar del páramo, en la ribera de un río, en medio de la nada. Lugares donde algunos de esos tipos, tal vez privilegiados, se dieron cuenta de qué merecía la pena contar.

jueves, 27 de enero de 2011

TIEMPO ROBADO AL TIEMPO

   Eso dice Julio Ramón Ribeyro que son las evocaciones, los recuerdos. Pero si se piensa en lo que ocurre al leer o escribir resultará un proceso similar. Escribiendo se vive por segunda vez o se vive otra vida. Incluso en el poema más supuestamente sincero todo está trastocado. Lo que no quiere decir que por eso no tenga ningún valor. Más bien al revés.
   Incrustar tiempo, una materia tan abstracta (¿o no?, que me perdonen los físicos) en un sitio virtual puede parecer una idea descabellada. Pero se me ha metido entre ceja y ceja. Qué le vamos a hacer. Puede salir perfectamente mal, pero al fin y al cabo estas letras son idénticas a las de los libros, grandes almacenes de tiempo. O sea que podría (no lo diré muy alto) funcionar.
   Pondré aquí ese tiempo que consiga destilar. Será mutante. En estos tiempos no podría ser de otra manera. A veces tomará forma de crítica, de comentario, de anuncio, de diatriba, de citas como este título.  O una simple nota.

El hombre que duerme (¿y piensa?) entre Antequera y Archidona

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...