domingo, 20 de noviembre de 2011

Inquietudes electorales a la hora del té

Inexorablemente
Giramos en un círculo vicioso.
Dentro de la jaula hay alimento.
Poco, pero lo hay.
Fuera de ella solo se ven enormes extensiones de libertad.

Nicanor Parra, "Inflación"





    Bien, ya pasó el trámite. Cánovas (perdón, Rajoy) sustituirá formalmente a Sagasta (perdón, Zapatero) tal y como estaba previsto. Cambió el turno siete años después y es el PP el que asumirá el gobierno. Se escenifican las poses de un teatro triste y cansino, que no genera ninguna esperanza.
   De todas formas comparto mis reflexiones:

  • Irónicamente el PP tenía el cambio como eslogan, cuando en realidad el cambio de gobierno es una rutina. No peligra ninguna institución obsoleta ni el modelo económico ni la influencia y el poder solapado de la clase social más alta. O sea, que todo sigue igual. Llevan décadas encargándose de eso. Apretarán todo lo que puedan a la clase trabajadora, la que vive de su sueldo (cada vez más bajo, sin duda) y no de inversiones de capital. 
  • Cánovas y Sagasta (etc.) eran títeres de la burguesía decimonónica. Rajoy y ZP lo son de la superburguesía financiera del capital, representada por los poderes de los bancos centrales, el FMI, la Comisión europea, las corporaciones... Ni se tomaron ni se tomarán medidas contra ellos. De ahí que la gente haya votado sin entusiasmo, porque no son tontos.
  • Si los votantes del PP creen que a partir de ahora todo va a ir a mejor son tan ingenuos como los que creyeron a ZP cuando ganó diciendo que no había crisis económica y que habría pleno empleo.
  • Ni Chacón ni ningún otro candidato del PSOE habría sacado menos diputados. Ahora, que sabían que iban a perder y necesitaban un candidato capaz de disimular durante meses y sacrificarse. Mejor si se iba a retirar dentro de poco. Le esperará una jugosa jubilación por los servicios prestados a la gran organización progre.
  • De todas formas, el PP solo saca 550000 votos más. No hay más gente que vote a Rajoy. Son los mismos resignados. Sobre todo donde han gobernado más tiempo, en Castilla y León o Galicia, por ejemplo.
  • Casi 11 millones de votos es una cantidad importante, pero no deja de ser una mayoría por debajo del 30% del censo, aproximadamente. 
  • Los medios siguen sin hablar de los votos en blanco y nulos. Total, solo son un 1,37% y un 1,29% respectivamente. Pues resulta que han alcanzado un récord, sobre todo en el senado, donde han llegado al 5,37% y el 3,71%, más de 2 millones, que se dice pronto.
  • Sería absurdo pensar que más de un millón de personas no saben votar y se equivocan sin querer. El voto nulo es voluntario. La abstención es también voluntaria, claro. Pero, además, es consciente en un alto porcentaje. En ambas cámaras ha superado el 28%, más de 9 millones.
  • Todo esto debería suponer un tema importante que tratar, ya que sigue habiendo una mayoría de no representados: 6,5 millones de extranjeros y 9,7 millones de abstención, además de 317000 votos nulos, el doble que hace cuatro años.
  • No tiene ningún sentido que no puedan votar los extranjeros residentes en España y sí los españoles residentes en el extranjero. Eres de donde paces, no de donde naces.
  • Los partidos minoritarios no nacionalistas obtuvieron más de 3 millones de votos y 16 diputados, tantos como CiU con la tercera parte de votos. Las cuentas no salen y parece que por fin hay una ligera inquietud general ante este desajuste monumental que regala mayorías absolutas rojas o azules al pasar del 40% de votos.
  •  Aun así, el partido que más ha crecido, IU, no debería pensar que sus nuevos votantes son incondicionales. Si sigue el juego a los sindicatos timoratos y muestra cualquier ambigüedad ante políticas del gobierno y estrategias de la oposición mayoritaria volverá fácilmente a su estado anterior. Tendrá que demostrar que ha entendido las demandas de la gente que más se está movilizando, algo que a su estructura no le resultará demasiado fácil.
  • Y pasando a la celebración, la música en la sede del PP era muy similar a las de las retransmisiones multitudinarias de la selección en el mundial o la eurocopa o una verbena no tan española como el discurso del proto-presidente del gobierno. 
  • Esto confirma que muchos votantes del PP son forofos, no ciudadanos críticos, pero eso no excluye al resto de partidos, como por ejemplo Artur Mas gritando emocionado que han hecho un hat trick. No es un descubrimiento que la política en España está regida por los aparatos de partido, que crean esa masa de forofos acríticos (abonados sin carné) y constituyen el primer filtro contra ideas o actuaciones nuevas desde dentro del sistema.
  • Y el senado. ¿Sirve de algo una cámara en la que un partido tiene el 70% de los escaños, que no representa a nadie, no reforma nada, no propone?
  • Y miremos al oeste para adivinar el futuro: el PSD portugués, partido conservador muy similar al PP, lleva fracasando desde que asumió el poder en junio. O al norte: después de todas las medidas contra los funcionrios y la subida de la edad de jubilación, otro modelo del PP, Francia, va de mal en peor.
   ¿Y ahora?

   Las movilizaciones continuarán, pero los chaqueteros querrán apuntarse después de haber gobernado contra los movimientos ciudadanos. Lo mismo harán los sindicatos de Toxo y Sancho. No debemos dejar que sus banderas tapen el Sol.


domingo, 13 de noviembre de 2011

PP, PSOE, Madrid, Barça

"El tiempo está a favor de los pequeños"
Silvio Rodríguez

   La política cada vez se parece más al fútbol. Aquella ha perdido toda capacidad de acción y transformación y se ha acabado convirtiendo en la mera gestión del sistema único, en el que se simula el enfrentamiento como en tiempos de Cánovas. Pura ficción con un solo propósito: desviar la atención. Un trampantojo sobre la fachada de la casa medio derruida de las sociedades actuales.

   El fútbol, por su parte, ha perdido su carácter de juego y casi de deporte porque, como en muchos otros, importa básicamente el dinero. Esta situación se ve agravada en España, ya que el sistema de gestión de los clubes se basa en el capital y el capital solo lo tienen dos. Evidentemente hay una consecuencia: es como si no hubiera competición, igual que se restringen hasta el mínimo las posibilidades de cambio real o de intervención de la ciudadanía en unas elecciones como las del próximo domingo. El poder solo es de dos y ambos mantendrán el status quo mientras les beneficie. Lo suyo carece de mérito.
   El fútbol y la política actuales son injustos, aunque, por supuesto, más grave lo es en el caso de la política, mucho más importante, mucho más desvirtuada e impotente más allá de las pequeñas pero crecientes muestras de cambio reflejadas en las movilizaciones de todo tipo organizadas en el último año desde fuera del sistema.
   La esperanza de un cambio político y social está ahora mismo ahí, en esos pequeños equipos amateur que representan mucho mejor las ideas que el resto. Lo poco que de hermoso le queda al fútbol lo ponen los equipos que saben que les va a ser casi imposible ganar, pero que juegan como si no fuera así.
   Nunca he votado a PP ni PSOE ni he animado a (torcido por) Madrid o Barça, así que sé de lo que hablo. Mi equipo, más que probablemente, nunca ganará un campeonato, pero alguna vez dinamitará las reglas y las costumbres adquiridas. Merecerá la pena acordarse de ello, como sobreviven mucho mejor en mi memoria las victorias contra pronóstico y los resultados imposibles a priori.
   En un futuro nadie recordará cuántas ligas ganaron el Barça o el Madrid en los 90, pero sí que el Atleti ganó una. ¿Y cuando Uruguay ganó a Brasil en Río en 1950, cuando el Numancia eliminó a dos equipos de primera en la copa y empató con el Barça, cuando el Valladolid goleó al Barça 3-1 y el Alcorcón al Madrid 4-0, cuando Italia ganó la semifinal de la Eurocopa a Holanda jugando 100 minutos con uno menos, cuando el Liverpool ganó la copa de Europa al Milan perdiendo 3-0, cuando Jamaica ganó su único partido en un mundial a Japón?
    Es triste, pero hasta en el aburrido panorama actual del fútbol hay más posibilidades de sorpresa que en las elecciones. Ahora, cada día hay muchos otros partidos por jugar, imprescindibles para tumbar a los grandes.


miércoles, 2 de noviembre de 2011

El tiempo es caprichoso

   Y si no lo fuera ¿cómo se darían las casualidades, las coincidencias, los encuentros? Algo hay de incomprensible en su funcionamiento. De ahí que se llame a la suerte, la fortuna, el fatum, el destino o con cualquier otro nombre a lo que parece poco probable. De todas formas, si tengo que elegir uno, me quedo con el de azar, que no fue votada entre las palabras preferidas por los hablantes de castellano no por su sonoridad sino quizá por aquello de que se le tiene miedo. Y, sin embargo, a veces ayuda a descubrir relaciones antes impensables.
   Vayan como ejemplo unas páginas (96-101, en la edición de Galaxia) de la novela O porco de pé, de Vicente Risco, que está redactada justo antes del tan mencionado crack del 29 y que, además de hacerme pasar un buen rato, me recordó, como lo había hecho antes Las crisis del capitalismo, de Marx, que todo lo que está pasando en el sistema económico capitalista es una vieja canción que ya sonó en gramófono y disco de piedra antes de adjuntarse como mp3. Vamos, que todos los que se han mostrado tan sorprendidos por la evolución de la economía y sus resultados recientes no hacen otra cosa que fingir que no sabían perfectamente lo que estaba pasando.
   En fin, que el dinero sigue funcionando igual que hace tanto tiempo y que la historia, por sus caprichos, se repite tal y como aseguraba el propio Risco, que, sin embargo, no tenía razón en muchas otras cosas. Estos son los párrafos más interesantes de la digresión (la negrita es mía):

Xa os antigos adiviñaron no Diñeiro unha forza divina, pondo nas moedas símbolos relixiosos. Para fabricalo buscáronse os metais máis preciosos, coma para as imaxes dos deuses. [...] O Diñeiro viviu moito tempo aprisionado nas especies materiais de ouro, prata, bronce, níquel. Mais nos tempos modernos, o creto ceibou o Diñeiro desta escravitude na que, sendo xa tan poderoso, conservaba aínda un resto de impotencia. Mais agora o Diñeiro espiritualizouse, fíxose invisible, incalculable, case que inefable, coma os deuses das relixións espiritualistas, e chegou ó máximo do seu poder. Considerade as cousas con ánimo atento e veredes que o Diñeiro se acha adornado de tódolos atributos da divinidade. [...] O culto é diario e constante; celébrase en tódalas casas en tódolos instantes. Mais os templos son as Bolsas, e as festas son as exposicións, as Feiras e os Mercados. Neste culto todos son devotos e non hai tépedos. Hai místicos, que son os avarentos; hai fanáticos que son os ladróns; hai herexes, que son os socialistas. [...] O Diñeiro é un deus que ten máis adoradores que tódolos deuses xuntos. [...] Non esquezades que o fin do Diñeiro é medrar, medrar a cotío, medrar sempre, ata encher o mundo, ata realizar o gran símbolo de Midas.
   Menuda ironía, ¿verdad? Así nos luce el pelo.


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