martes, 21 de enero de 2014

El temporal y el árbol

   No es mal momento, entre la cola y el frente de dos temporales, para hacer diario o, como diría Silvio Rodríguez, un "resumen de noticias":

1

   Miro, veo, escucho y pienso "ya está, consiguieron lo que querían". Resulta que la macroeconomía no para de ir mejor de lo que se esperaba y recuerdo que estamos en 2014. Coño, no se equivocaron, hace tiempo que dijeron que para 2015 o así todos íbamos a seguir jodidos pero estables y que ya si eso se empezaría a notar una "recuperación". Qué jodida es la teoría cuando se confirma. Explota una burbuja, se recoloca el capital, ganan los astutos, un par de trileros van al trullo y a girar la rueda otra vez. Dijeron que con sueldos más bajos; que con peores condiciones; que con menos servicios... Pues todo esto ya pasó y ¿a que no ha sido para tanto? Muchos aún no se dan por enterados. Otros, saben que ya pasó otras veces. Pocos, que no puede ocurrir de otra manera mientras. 
  Dentro de muy poco explotarán viejas burbujas en Brasil y en otros sitios. Y así sucesivamente. El gran capital aprieta pero no ahoga, tira de la cuerda todo lo que puede. Pero no mata. Al menos aquí, que estamos del lado bueno del muro, digo del Mediterráneo.

2

   Leo. Raciono la lectura de Por el bien del imperio, de Josep Fontana. No conviene atracarse porque cada capítulo es un puñetazo y hay que recibirlos entero, de pie, consciente. Su relato de la historia de la segunda mitad del siglo XX es profundamente desagradable, pero muy clarificador, demasiado para este mundo light. No paro de descubrir maquinaciones perversas, planes de guerra estúpidos, cínicas ventas de armas, exterminios, torturas sistemáticas, tráficos interesados y víctimas inocentes, millones que nunca supieron qué pasaba, como nosotros no sabremos hasta que pasen décadas "salvo alguna cosa". Todo dirigido por una panda de arrogantes, no más de 500 tipos en el mundo que se perpetúan como una saga. Perfecto para los ingenuos que pensaban que la última tragedia del mundo había sido la II Guerra Mundial. Últimas raciones: los 80, Líbano y Afganistán. Terrorífico.

3

   Me sorprendo. Resulta que han nombrado la palabra "asamblea" en un informativo y no la han menospreciado. Es el milagro de Burgos. Mientras hace diez días todos daban la cobertura de siempre a las reivindicaciones del barrio de Gamonal (jóvenes encapuchados cometiendo "actos vandálicos") ahora se habla del movimiento vecinal y, aunque sin apoyarla, de su reivindicación de que los detenidos en las manifestaciones no sean denunciados y queden libres de cargos. Están estupefactos. A los ojos de cualquiera, y simplificándolo mucho, ha pasado lo imprevisto y ni siquiera el poderoso aparato de los medios y los partidos se atreve ahora a ponerse en contra de los únicos que en este asunto pueden parecer "los buenos". Además, resulta que saben lo que hacen. Por eso siguen reclamando que las detenciones y las acusaciones de la policía fueron arbitrarias e injustificadas. 
   Y ahora las cámaras tendrán que seguir allí. Fueron a buscar sangre fresca y les vendieron carne cruda. Se temen algo, por ejemplo, que la política ya haya cambiado, que se haga sin ellos. Mientras, los tertulianos se asustan de que algún desesperado rompa cristales y que se siga gritando que "no nos representan". Por mucho que hubieran creído que Luis XVI estaba equivocado, que era injusto, ellos son de los que nunca habrían acompañado a las pescaderas de los mercados de París a asaltar Versalles. Diferencia.

4

   Estudio. Preparo el tema sobre la literatura realista en la segunda mitad del s. XIX. Soy tonto y me conmuevo. Encuentro fotos, por ejemplo, de las barricadas de la Comuna de París. Son tan tristes y encantadoras las caras de aquellos desharrapados que probablemente acabaron muertos. Ahí están los adoquines, las zanjas, los cristales rotos... de hace 140 años. Hoy como ayer. Pero con pañuelos de papel y pantallas, muchas pantallas. Recuerdo a mis alumnos que los revolucionarios de entonces consideraban vital que los trabajadores aprendieran a leer para poder pensar libremente. El que diga que ellos no piensan no recuerda las bobadas que hacía cuando tenía 16 años. 

Barricade Voltaire Lenoir Commune Paris 1871

5

   Pongo música. ¿Para qué servirá la música en medio de tanto asco? Pero este es un disco de Lou Reed comprado en el Village de Nueva York con la romantica idea de que eso significaría algo. Una estupidez. Pero es precioso. Definitivamente, el virtuosismo no es el mejor arte. Me quedo con la sutileza torpe de los que aún no sabían lo que hacían, los que huyeron hacia adelante creyendo que lo que tenían entre manos era bueno sin adivinar por qué.

6

   Escribo. Compongo un par de estrofas idiotas e intento corregir unos versos apurados que salieron de una mañana de hospital. No se dejan. Escribo una entrada en el blog como si se la debiera a alguien que me mira como yo. Escribo en el salón, junto a la chimenea. Me siento culpable.

   Cuando pase el temporal prepararé la tierra para plantar un árbol.

   Bonito verso este.

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